En tan sólo tres años ha reducido en una cuarta parte la importación de elementos fabricados en el extranjero.

Las centrales termosolares españolas utilizan entre un 75 y un 80% de componentes fabricados en España o con tecnología desarrollada en nuestro país frente a interesadas opiniones que en los últimos tiempos están tratando de vincular este sector, en que España está a la vanguardia mundial, a la idea de que se nutre de espejos baratos fabricados en China. Es más, el sector termosolar podría alcanzar una autosuficiencia tecnológica del 90%, pero ese incremento no compensa actualmente en términos de eficiencia económica.

En líneas generales, los costes de una central termosolar se reparten a razón de un 50% para el campo solar, un 15% para el sistema de conversión de potencia, un 15% para el sistema de almacenamiento, un 10% para el sistema de control y sus elementos auxiliares y el 10% restante para componentes eléctricos y electrónicos.

El campo solar se fabrica íntegramente en España porque el mercado termosolar eléctrico ha tenido el suficiente poder de atracción como para que se implantara en Aznalcóllar (Sevilla) la fábrica de tubos absorbedores de la firma alemana Schott Solar, con una inversión inicial de 25 millones de euros y la creación de un centenar de puestos de trabajo. Esta empresa ha tenido las mismas ayudas que cualquier otro sector industrial en regiones declaradas  Objetivo 1 de la Unión Europea  y ha permitido trasvasar tecnología que hasta ahora sólo se había desarrollado en países como Alemania, Estados Unidos y Japón y generar empleo en una zona deprimida y necesitada de un nuevo modelo económico tras la catástrofe ecológica que supuso el vertido tóxico de Boliden, el cual significó el fin de la minería en Aznalcóllar. Esta operación, en la medida en que ha sido cofinanciada por Bruselas,  no ha incrementado el déficit de la Hacienda española. Hay que reseñar que en este campo las patentes no son relevantes, porque los conceptos no se patentan.

Por otra parte, antes no se fabricaban en nuestro país espejos parabólicos, una situación que cambió hace tres años cuando la compañía Rioglass, de capital y tecnología íntegramente nacionales, construyó en Asturias la factoría más avanzada del mundo en su género y que es hoy líder mundial en m2 fabricados.

Asimismo, grupos de empresas dedicadas a la fabricación de estructuras metálicas para subsectores de la industria nacional han reconvertido sus actividades en los últimos años para fabricar componentes de los colectores solares. Igualmente, los motores con que se mueven los espejos de los campos solares se fabrican íntegramente en nuestro país, y la industria nacional suministra el 100% del cableado eléctrico de las centrales termosolares a partir de materia prima que incluso pueden adquirir en nuestro territorio, ya que la mina de Las Cruces, en la provincia de Sevilla, es el mayor yacimiento de mineral de cobre a cielo abierto de Europa y su complejo industrial produce cobre con una pureza del 99,999 %. Una central termosolar precisa de entre 200 y 300 toneladas de cobre en el cableado subterráneo que incorpora.

El campo solar también necesita de cimentaciones para los espejos y de pilotajes para anclarlos en tierra, obras que se encomiendan a empresas constructoras de nuestro país.

Las sales fundidas que permiten el almacenamiento durante horas de la energía solar termoeléctrica están compuestas de nitrato potásico y sódico en una proporción del 60/40 (mezcla eutéctica) y se importan de países como Chile y Suráfrica. Podrían lograrse en España, pero por volumen compensa más comprarlas al exterior. También es de importación el fluido térmico que circula por los tubos absorbedores, pero lo más importante en este proceso son los tanques de almacenamiento y los intercambiadores de calor con las estructuras de bombeo para mover las sales, que son de fabricación española. El sistema de tuberías y de aislamientos es ‘made in Spain’ y aunque algunas bombas se compran al exterior, podrían hacerse en España si hiciera falta. Curiosamente, los tanques de almacenamiento, el doble de anchos que de altos (unos 14 metros de altura por 38 de diámetro), recuerdan a vista de pájaro la silueta de un ruedo ibérico, de una plaza de toros.

Un elemento de una central termosolar que es de fabricación extranjera –en Alemania, Estados Unidos, Francia- es la turbina de vapor, por la tradición y ventaja que ya tienen esos países en la fabricación de ese elemento, por otra parte convencional puesto que la incorporan otras centrales termoeléctricas, pero sí se realizan en España todos los elementos auxiliares, como las torres de refrigeración y las tuberías, al igual que las cabinas de control, donde también puede haber algunos componentes informáticos de importación.

El balance final de esta segregación de elementos en una central termosolar tipo es de un 75 a un 80% de equipamiento de origen español, una proporción que demuestra la posición de liderazgo del sector, como así está reconocido internacionalmente.

Protermosolar, la Asociación Española de la Industria Solar Termoeléctrica, fue fundada en 2004, con el objetivo de promover el desarrollo de la industria termosolar española. En la actualidad cuenta con alrededor de 100 miembros cubriendo toda la cadena de valor del sector. Protermosolar es además fundador y vicepresidente de ESTELA, su homóloga europea.

El principal objetivo de Protermosolar es impulsar la expansión y el desarrollo de la tecnología termosolar tanto en España como en el resto del mundo mediante:


Promover el desarrollo de las centrales solares termoeléctricas dentro de un marco regulatorio estable y suficiente para su implementación a gran escala comercial.
Promover el desarrollo tecnológico, colaborando con las administraciones para el establecimiento de programas de apoyos eficaces, así como con empresas, centros de investigación y universidades para que se produzcan las máximas sinergias posibles.
Promover la excelencia en la planificación, diseño, construcción y operación de las centrales termosolares.
ifundir el conocimiento de estas tecnologías, así como su gran potencial y las ventajas macroeconómicas para la sociedad y contribuir a la lucha contra el cambio climático.

La electricidad termosolar se genera mediante una máquina térmica similar a las centrales térmicas convencionales de carbón o gas, pero que se alimenta de una fuente energética renovable como es la radiación solar.

El proceso de esta máquina térmica consiste, en líneas generales, en concentradores basados en espejos o en lentes que redireccionan la componente directa de la radiación solar para hacerla llegar a otra superficie de menor tamaño, llamada receptor-absorbedor, donde la energía radiante se convierte en energía térmica a alta temperatura, y ésta en electricidad para ser utilizada inmediatamente, o bien como energía almacenable en forma química o en forma de calor.

Las centrales termosolares cuentan con sistemas de almacenamiento térmico, lo que les permite funcionar más allá de las horas en que hay sol, llegando incluso a funcionar 24 horas al día. Además, esta tecnología permite hibridar con otros combustibles, como gas o biomasa, para mejorar así el rendimiento en periodos de baja radiación solar.

En el modelo energético de futuro la generación de electricidad a partir de la radiación solar es una de las opciones principales desde varios puntos de vista: el sol es el recurso renovable más abundante sobre La Tierra y España es un país con grandes posibilidades. El recurso –la radiación solar- es inagotable a escala humana y no contaminante, lo que ayuda a mitigar los efectos del cambio climático.

www.protermosolar.com