Las centrales termosolares están avanzando con fuerza en el mundo. En EE UU, han comenzado las obras de una unidad de 2.000 MW que costará 5.000 millones de dólares, mientras que en Chile, hay proyectos de 1.200 MW.
Almacenar energía limpia y que pueda ser despachada sin interrupciones es uno de los grandes desafíos que ha abordado la industria eléctrica en los últimos años. La termosolar funciona, a grandes rasgos, redirigiendo la radiación solar mediante heliostatos a una torre con sales fundidas que, al ganar temperatura, generan vapor que mueve turbinas lo que le permite funcionar tanto de día como de noche.
En el caso de Chile, esta alternativa ha ganado terreno por la inmejorable radiación solar que existe en el desierto de Atacama. De hecho, la primera planta termosolar de Latinoamérica se está construyendo precisamente en Chile. Se trata de Cerro Dominador, de la española Acciona, que consta de una planta fotovoltaica de 100 MW más una unidad termosolar de 110 MW con 17,5 horas de almacenamiento térmico. La unidad contará con 10.600 heliostatos, con una superficie total para el campo solar de más de 700 hectáreas.