Y sí es, sin embargo, parte de la solución que este país necesita: empleo, exportaciones y reducción de la dependencia energética.
Sin embargo, los datos reales muestran que a finales de 2011 la termosolar había recibido apenas el 2% de las primas acumuladas hasta entonces por todo el Régimen Especial – en donde, recordemos, también reciben sustanciosas primas las instalaciones de cogeneración con gas natural y que alcanzan casi la cuarta parte del mismo-. Por lo tanto no se le puede achacar a la termosolar responsabilidad histórica en las cifras actuales del déficit.
En estos momentos, cuando ya están operativos alrededor de 1.500 MW, las primas a la termosolar representan en este año 2012 el 7,6% del Régimen Especial, según los últimos datos disponibles de la CNE hasta mayo. Por tanto tampoco puede deducirse que la termosolar sea el problema en este momento. Pero, es más, cuando estén en operación todas las centrales inscritas en el Registro de Preasignación que finalmente se construyan, la termosolar estará en el cuarto lugar de primas anuales por tecnologías, por debajo incluso de la cogeneración.

Puede concluirse, por tanto, que la termosolar ni ha sido, ni es, ni será responsable del déficit tarifario.
Tampoco lo son las energías renovables en general cuyo peso específico en el conjunto de los costes del sistema eléctrico es de poco más del 15%, aunque su retribución por kWh esté por encima de los precios del pool.
Sin embargo, sí hay mucha mayor responsabilidad histórica de los grandes EBITDAs del negocio regulado de las empresas eléctricas en la formación del déficit de tarifa en la última década y que sólo recientemente este Gobierno se ha atrevido a poner coto con la reducción de 700 M€ en su retribución. También sería un gran alivio para el déficit la liquidación final de los CTCs -de más de 3.000 millones de euros- o una medida compensatoria equivalente, así como cortar el anacronismo de retribuir a las centrales nucleares e hidráulicas ya amortizadas al precio que marca en el mercado la tecnología más cara que casa oferta y demanda en cada momento.
Las centrales termosolares, con las primas actuales, están produciendo la electricidad con la rentabilidad razonable a la que alude la Ley del Sector Eléctrico. Dichas primas son las que se establecieron en 2007 y motivaron las decisiones de inversión de empresas nacionales y extranjeras. Los proyectos que se han construido o que se están construyendo -siguiendo la planificación que estableció el Ministerio de Industria en 2009- corresponden a la primera generación de centrales que requerían unas inversiones elevadas de acuerdo con aquellos diseños. Por tanto, cualquier reducción de su retribución las llevaría a la pérdida de esa rentabilidad razonable o incluso podría resultar confiscatoria si los proyectos no pueden llegar a asumirla.
De dejarse arrastrar el Gobierno por aquellos sectores que reclaman recortes retroactivos sobre las primas a las renovables en la Reforma Energética que están preparando, ya sea bajo la forma de impuestos a la facturación discriminatorios por tecnologías (aparentemente ya desestimado) o por la vía de reducción directa de primas, las consecuencias serían muy negativas tanto para la emergente industria nacional y el empleo como para el riesgo-país, con el consiguiente efecto sobre las inversiones extranjeras y el criterio de los mercados sobre la seriedad de España.
En relación con el aparente aval del Tribunal Supremo al que aluden desde el Ministerio sobre la legalidad de medidas retroactivas, queremos advertir que ese respaldo tiene condicionantes que lo harían inaplicable, en particular, al caso de la termosolar. La Jurisprudencia del Tribunal Supremo en diversas sentencias se refieren a modificaciones que serían retroactivos en grado mínimo (retroactividad “impropia”); es decir que afectaría tan sólo a expectativas y no a derechos consolidados. Por ello, estas sentencias no serían aplicables a las instalaciones de tecnología termosolar, ya que las instalaciones inscritas en el Registro de pre-asignación de retribución gozan no ya de una expectativa sino de un derecho consolidado a una determinada retribución.
Este derecho fue ratificado en el RD 1614/2010 que dice expresamente que las revisiones de las tarifas, primas y límites inferior y superior no afectarán a las instalaciones inscritas en el Registro de pre-asignación o en el RAIPRE. Además, en el caso de las centrales termosolares se dispone adicionalmente de la Resolución Individual expedida por el Ministerio de Industria a cada titular de inscripción en el Registro de pre-asignación de retribución, tras la renuncia de éstos a verter energía antes de una fecha determinada dentro de cada fase, reiterando y concediendo como un acto propio de la Administración el derecho a la remuneración prevista en el RD 661/2007 durante toda la vida útil de la instalación.
En definitiva las centrales termosolares tienen muy reducido margen para recortes. Si las futuras medidas se aplican con componentes de retroactividad, además de un daño irreparable al crecimiento, al empleo -y por tanto a ingresos fiscales- así como a la oportunidad histórica que nos proporciona el liderazgo mundial en la tecnología termosolar, el Reino de España tendría que afrontar reclamaciones en nuestro país, en la U.E. y en las sedes de Arbitraje Internacional con fundadas expectativas por la jurisprudencia existente de tener que hacer frente a elevadas indemnizaciones.
El cambio de modelo de generación eléctrica hacia las renovables es irreversible, pero hay muchos intereses que pretenden ralentizarlo aunque sea a costa de mantener el que alrededor del 80% de lo que cuesta producir un kWh con un ciclo combinado se vaya fuera del país. Con la mayor parte de las tecnologías renovables de generación, y en particular con la termosolar, la situación es la inversa y la mayor parte de lo que cuesta producir la electricidad se queda dentro de España contribuyendo al crecimiento de la economía y a la creación de empleo.
El Gobierno haría bien en trabajar a favor de la historia y, en la reforma energética pendiente, evitar dañar irreversiblemente la industria de renovables de nuestro país tirando por la borda el liderazgo mundial que tan positivo podría ser para la economía española en los próximos años.
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