En San José del Valle se construyen desde finales de 2009 las dos centrales termosolares Valle 1 y Valle 2, a cargo de Torresol Energy, empresa que ha invertido los 2.000 millones de euros en Andalucía.

En San José del Valle se construyen desde finales de 2009 las dos centrales termosolares Valle 1 y Valle 2, a cargo de Torresol Energy, empresa que ha invertido una cantidad cercana a los 2.000 millones de euros en Andalucía durante los últimos, 600 de ellos en estas instalaciones. Esta empresa está formada por vasco Sener (60%) y por Masdar (40%), que pertenece al gobierno de Abu Dabi (Emiratos Árabes Unidos).

Estas dos centrales, Valle 1 y Valle 2, está previsto que empiecen a funcionar en diciembre de este mismo año, fecha a partir de la cual empezarán a producir unos 175 GWh al año, o lo que es lo mismo, "lo suficiente como para abastecer a una población de 80.000 personas o la ciudad de Cádiz", afirma Ignacio Grimaldi, director regional de Torresol Energy y delegado de Sener en Andalucía.

Estas centrales se diferencian de sus competidoras en la forma de producir el calor que fabrica el vapor encargado de mover una turbina, lo que genera energía eléctrica, explica Grimaldi. 

Valle 1 y Valle 2, que ocupan unas 51 hectáreas y utilizan un innovador sistema que actúa de la siguiente manera: a través del calor recogido por un total de 624 espejos cóncavos dispuestos en fila y que oscilan según la hora del día, se concentra esta energía en un tubo de cristal por cuyo interior fluye aceite, que llega a alcanzar los 400 grados de temperatura. Este aceite llega a las centrales de potencia -una por cada campo conector-, que transfiere ese calor a sales fundidas almacenadas en dos tanques, uno "frío" (250ºC) y otro caliente (en torno a 400ºC), a través de los cuales se genera el vapor que mueven las turbinas que generan energía eléctrica.

Con este mecanismo, que funcionará las 24 horas del día, se generarán más de 3.250 horas de electricidad al año, lo suficiente como para abastecer a unos 80.000 habitantes. Además, el almacenaje de las sales fundidas en sus respectivos tanques permite a la central una independencia energética de siete horas. "Así se logra abastecer de energía eléctrica durante las horas de mayor consumo y menor radiación solar, como pueden ser las ocho de la mañana en invierno o las diez de la noche en verano, horas en las que el consumo se dispara", explica Ignacio Grimaldi.

Durante las épocas de mayor actividad laboral en las centrales se han llegado a concentrar unos 1.200 trabajadores, aunque en la actualidad son muchos menos, ya que "nos encontramos en la fase de últimos ajustes y controles de seguridad", afirma Grimaldi.

Un aspecto importante es que, además de su elevada producción energética, con la actividad de estos campos termosolares se emitirán cada año unas 90.000 toneladas menos de dióxido de carbono a la atmósfera. Por ello, a pesar de que "trabajar con sales fundidas es más caro que otros métodos, el rendimiento no tiene nada que ver, éste es mucho más eficiente", sentencia Ignacio.

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