La ingeniería española TSK ha iniciado el proceso para sacar a Bolsa su filial de energías renovables, Esersa, compañía que se constituyó hace treinta años con el objetivo de explotar centrales hidráulicas y que ha ido evolucionando hacia la energía termosolar y eólica. TSK trabaja en aglutinar en esta filial todos sus activos renovables, con una valoración inicial que podría superar los 350 millones de euros si se compara con operaciones recientes similares y la capitalización de compañías como Solarpack o Solaria, según informó ayer la empresa.
En la actualidad, la ingeniería asturiana gestiona activos que sumarán, a final de año, cerca de 350 megavatios (MW) en operación, entre los que destacan las plantas fotovoltaicas. De hecho, ya hay acuerdos con el fondo australiano Macquarie para la venta de parte de ellas una vez que estén en funcionamiento. Además de la tecnología fotovoltaica con plantas en operación o construcción en España, Panamá, Puerto Rico y México, TSK participa en una central termosolar en Córdoba y en otra ubicada en el desierto de Negev, en Israel. A su vez, dispone de una cartera de proyectos en desarrollo de más de 3.000 MW para los próximos tres años en países como México, Colombia, Chile, España, Egipto, Reino Unido, Panamá y Estados Unidos.
Sin embargo, el mayor potencial de esta filial de TSK se encuentra en los proyectos de almacenamiento de energía a gran escala en los que actualmente está trabajando. En el Reino Unido, a través de la ‘joint venture’ (alianza comercial) creada con la compañía inglesa High View Power, desarrolla cinco proyectos con la tecnología de almacenamiento a partir de aire comprimido. Estas iniciativas tienen como objeto estabilizar la red y equilibrar la oferta y la demanda. La planta almacenará energía en momentos de baja demanda para descargarla en momentos de escasa producción renovable o picos de demanda con una retribución «muy atractiva».
La sociedad, con 30 años de antigüedad, ha evolucionado hacia la energía solar y eólica
El almacenamiento de energía a gran escala tiene un gran potencial en el ámbito internacional, ya que estas soluciones aportadas por TSK permiten resolver el mayor inconveniente actual de las renovables, que es su intermitencia, al conseguirlo además a un coste muy competitivo, como ha quedado demostrado en el proyecto adjudicado a TSK en Marruecos por el consorcio formado por EDF-Masdar y Green of Africa, con una potencia instalada de 800 MW y una inversión de 700 millones de euros. El diferencial de Esersa frente a otras compañías de generación de energía renovable reside en «su gran diversificación por países, la capacidad técnica y el acceso a las tecnologías más avanzadas, así como en su capacidad para ejecutar internamente el EPC -acrónimo de ingeniería, compras y construcción- de sus plantas, capturando mayor valor para la compañía y disminuyendo el riesgo gracias a esta diversificación tanto técnica, como geográfica», apuntaron fuentes de TSK.